Reconocimiento de posibles soluciones legales al deterioro ambiental

En los albores de la Modernidad, comienza a postularse una concepción del hombre como dominador de la naturaleza, que se centra primordialmente en la razón humana como instrumento de poder (razón instrumental). El hombre logra conocer, modificar, manipular, tergiversar y transformar la realidad en...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Pérez Cubero, M. E.
Formato: Objeto de conferencia
Lenguaje:Español
Publicado: 2011
Materias:
Acceso en línea:http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/77975
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description En los albores de la Modernidad, comienza a postularse una concepción del hombre como dominador de la naturaleza, que se centra primordialmente en la razón humana como instrumento de poder (razón instrumental). El hombre logra conocer, modificar, manipular, tergiversar y transformar la realidad en su propio beneficio y provecho. Esta visión condujo a una progresiva industrialización, y a la acentuación de sociedades productivistas, que continuaron y continúan hasta nuestros días. En la ética dominante de las mencionadas sociedades, la naturaleza es vista como una simple área de extracción de recursos y una fuente inagotable de crecimiento económico. Sociedad y naturaleza son, así, dos conceptos que se perciben como realidades disociadas entre si, e independientes la una de la otra. Aquí queda explicitado lo que Edgar Morin afirma cuando sostiene que, el pensamiento de la modernidad, es disyuntivo y reductor, ya que pretende buscar la explicación del todo a través de la explicación de las partes, evitando enfrentar el problema de la complejidad. El citado autor hace referencia a una Revolución Paradigmática, que deja de lado aquel pensamiento clásico basado en el orden, en leyes inmutables y universales, para dar lugar a nuevas ideas y principios centrales, como son: el principio de la dialógica entre orden y desorden, el paso del “objeto” a sistemas dotados de organización como centro de estudio, y la adopción del pensamiento complejo como ordenador de nuestras ideas. Esta forma de pensamiento se vislumbra en un enunciado de Pascal, que reza: “Todo está en todo y recíprocamente”, dicha caracterización alude primordialmente a dos ideas: El todo está constituido por pequeñas partes y la suma de ellas constituyen el todo; y a su vez, aquel todo está presente, de alguna manera, en cada una de las partes. Es preciso hacer un paralelismo entre el desarrollo expuesto ut supra y el modelo holístico presentado por Aristóteles en su Metafísica, donde se presenta una concepción basada en la integración total, en el sentido de que nada está aislado en el Universo sino que todo está en relación. Esto nos conduce a invertir la perspectiva, heredada desde la época moderna, para integrar la economía a los límites del medio ambiente y dejar de considerarlo como un producto inagotable y desechable, al mismo tiempo que dejar de pensarlo como algo externo y desvinculado de nosotros, para pasar a concebirnos como parte integrante del sistema y armonizar nuestras vidas al equilibrio natural sin alterarlo. Para ello precisamos de un justo equilibrio entre tres factores centrales, que a menudo se presentan como enfrentados: el desarrollo económico, la plataforma biológica y el problema de la pobreza. Con una adecuada administración y gestión de los recursos naturales, teniendo en consideración el principio de precaución y de prevención, se contribuye, por vía indirecta, a la disminución de la pobreza, debido a que países marginados podrán tener acceso a los recursos disponibles en su territorio, recursos esenciales que son requisito sine qua non para el mantenimiento de la vida humana, tal como es el acceso al agua potable, medicinas básicas y una nutrición adecuada. Es preciso resaltar y recordar que los efectos nocivos del daño ambiental golpean en escalas distintas a países desarrollados y a países en vías de desarrollo, siendo que la huella ecológica de aquellos es seis veces superior a la de éstos. Por todo lo explicitado, se hace necesario el estudio de diversas cuestiones relacionadas al entorno natural en general, y en particular, al CAMBIO CLIMÁTICO, sus principales causas y consecuencias, teniendo presentes las características y principios del Derecho Internacional del Medio Ambiente, para poder proporcionar instrumentos útiles en respuesta al colapso ambiental que hemos generado. El objetivo del presente trabajo, entonces, consiste en reconocer e identificar las diversas herramientas con que contamos para combatir los efectos no deseados del cambio climático, y de este modo hacer frente a los desafíos institucionales y legales que se vislumbran en la actualidad circundante. Para ello debemos contextualizar el derecho a un ambiente sano y equilibrado, reconocido en el Artículo 41 de nuestra Constitución Nacional, dentro de los derechos humanos que gozan de una amplia protección internacional. En esta etapa, podremos analizar la legislación interna e internacional vigente dentro de la materia en cuestión, y al mismo tiempo proporcionar visiones alternativas para la defensa del medio ambiente. Se requiere creatividad para una diversificación y un nuevo desarrollo que haga viable la conservación de la plataforma biológica a la par de la supervivencia del hombre.