En torno a la identidad

<i>Cuando uno vive, no sucede nada. Los decorados cambian, la gente entra y sale, eso es todo. Nunca hay comienzos. (...) Tampoco hay fin. (...) Y además, todo se parece. Esto es vivir. Pero al contar la vida, todo cambia.</i> Según nuestra interpretación, ese cambio se debe al hecho de...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Presas, Mario A.
Formato: Objeto de conferencia
Lenguaje:Español
Publicado: 2004
Materias:
Acceso en línea:http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/17555
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.123/ev.123.pdf
Aporte de:
Descripción
Sumario:<i>Cuando uno vive, no sucede nada. Los decorados cambian, la gente entra y sale, eso es todo. Nunca hay comienzos. (...) Tampoco hay fin. (...) Y además, todo se parece. Esto es vivir. Pero al contar la vida, todo cambia.</i> Según nuestra interpretación, ese cambio se debe al hecho de que la acción de contar, sobre todo si se manifiesta en una obra literaria de ficción, es una suerte de laboratorio experimental, que reproduce y anticipa las opciones de la existencia real y de ese modo predispone para la decisión moral. Por otra parte, sirve de modelo de la identidad propia, entendida no como la estabilidad de un carácter o la constancia de un ser substancial, sino más bien como ese modo de existir que se sostiene en el ser en virtud de la fidelidad. Así pues, ante el enigma de la mismidad aplicaríamos la estrategia de distinguir, basándonos en las raíces latines idem e ipse respectivamente, por una parte, la identidad, entendida a la manera de la permanencia de una cosa a través de los cambios temporales, y, por otra, la ipseidad, la mismidad de la persona en cuanto <i>maintien de soi</i>, en cuanto el otro puede contar con ella. En este sentido, la ipseidad puede describirse como la permanencia en el ser semejante la modo en que se mantiene la palabra dada o se es fiel a una promesa, en el sentido que condensa el aforismo de Nietzsche: el hombre es el único animal que puede prometer.