Hormonas, género y deporte

La temática que aquí se desarrolla corresponde a la unidad 4 del programa de la asignatura Introducción a la Filosofía para la carrera de Educación Física (Profesorado y Licenciatura) cuya organización comparto con la colega María Luján Ferrari desde el año 2012. Las reflexiones y clarificaciones pr...

Descripción completa

Guardado en:
Detalles Bibliográficos
Autores principales: Campagnoli, Mabel Alicia, Achucarro, Santiago Victorio, Hernández, Néstor Fabián, Di Domizio, Débora Paola
Formato: Libro Capitulo de libro
Lenguaje:Español
Publicado: Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UNLP) 2017
Materias:
Acceso en línea:http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/127775
Aporte de:
Descripción
Sumario:La temática que aquí se desarrolla corresponde a la unidad 4 del programa de la asignatura Introducción a la Filosofía para la carrera de Educación Física (Profesorado y Licenciatura) cuya organización comparto con la colega María Luján Ferrari desde el año 2012. Las reflexiones y clarificaciones propuestas surgen de la experiencia áulica e intentan ser un aporte, más allá de la asignatura específica, para pensar las complejidades contemporáneas de la corporalidad. Cada vez que iniciamos un cuatrimestre de la asignatura Filosofía para la carrera de Educación Física, solemos encontrar un punto de sintonía para el diálogo con los diversos grupos de estudiantes que pasa por la afirmación: “el cuerpo es una construcción social”. Desde ese lugar de común entendimiento emprendemos un recorrido conjunto en el que, a medida que acentuamos miradas desnaturalizadoras, comienzan las interferencias. ¿El cuerpo se construye? ¿Hasta cuándo? ¿El cuerpo es efecto de prácticas institucionales situadas en contextos sociopolíticos específicos? ¿Hasta dónde? ¿No es que mujer o varón nacemos, aunque las respectivas expresiones de género sean culturales? Los deportes, por ejemplo, ¿se segregan por sexo debido a que la naturaleza biológica de cada uno es diferente? Es decir, ¿las competencias deportivas separadas por sexo estarían respondiendo a un dato natural? ¿O acaso podríamos creer que en realidad las formas de competir contribuyen a crear esta pretendida esencia inicial de los sexos?