Gramsci, América Latina y la poshegemonía : Algunas reflexiones a partir del marxismo de José Aricó

Si un replanteo de los problemas relativos a la hegemonía en el seno de los estudios latinoamericanos debe confrontar legítimamente con la obra de Ernesto Laclau, y una reconstrucción de los mismos problemas en los marcos de la historia intelectual latinoamericana debe remitir necesariamente al itin...

Descripción completa

Guardado en:
Detalles Bibliográficos
Autor principal: Starcenbaum, Marcelo
Formato: Objeto de conferencia
Lenguaje:Español
Publicado: 2017
Materias:
Acceso en línea:http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/111597
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.10497/ev.10497.pdf
Aporte de:
Descripción
Sumario:Si un replanteo de los problemas relativos a la hegemonía en el seno de los estudios latinoamericanos debe confrontar legítimamente con la obra de Ernesto Laclau, y una reconstrucción de los mismos problemas en los marcos de la historia intelectual latinoamericana debe remitir necesariamente al itinerario teórico-político de Aricó, ¿qué nos devuelve la obra del principal referente del gramscianismo latinoamericano cuándo le formulamos las mismas preguntas que la poshegemonía le formula al paradigma laclauiano? Este mecanismo de interrogación nos conduce a la problematización de dos de los parámetros analíticos a través de los cuales Beasley-Murray interpreta el vínculo entre marxismo, hegemonía y populismo. En primer lugar, la postulación del populismo como elemento atractivo y seductor para una práctica política desorientada por el declive del marxismo. De acuerdo con esta explicación, la crisis experimentada por el marxismo en la década de 1970 habría derivado en posicionamientos teóricos que conciben a la hegemonía como única forma posible de la política y contribuyen a ocultar otros modos de ordenamiento de la lucha política. Al sustituir la política por la hegemonía y evitar el problema del Estado, la teoría de la hegemonía no sería otra cosa que una antipolítica. En segundo lugar, la caracterización de la teoría de la sociedad civil como factor dinamizador de un contexto signado por la crisis del socialismo real, el surgimiento del neoliberalismo tecnocrático y el escepticismo frente a la política. Según esta interpretación, el arraigo del discurso de la sociedad civil en América Latina en la década de 1980 habría implicado la valorización de la esfera de mediación entre el Estado y el mercado, lo privado y lo público, lo universal y lo particular. Al contribuir a mantener la ficción del pacto social, la teoría de la sociedad civil no sería otra cosa que una herramienta de gubernamentalidad.