La tercera subjetividad : Reflexiones en torno al rol del "mediador" en el proceso de investigación

7 de diciembre de 2013. Barrio La Loma, La Plata. Hacía horas que caminaba buscando al encuestado número cuatro. Bajo el sol del mediodía, tras varios rechazos, finalmente un hombre de unos 58 años accedió a contestar la encuesta y amablemente me hizo pasar. Atravesé las rejas, la gran arcada, un li...

Descripción completa

Guardado en:
Detalles Bibliográficos
Autores principales: García Bossio, María Pilar, Guzzo, María del Rosario, Hernández, María Clara, Oliverio, Sofía
Formato: Objeto de conferencia
Lenguaje:Español
Publicado: 2016
Materias:
Acceso en línea:http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/108981
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.8447/ev.8447.pdf
http://elmecs.fahce.unlp.edu.ar/v-elmecs/actas-2016/GarciaBossio.pdf
Aporte de:
Descripción
Sumario:7 de diciembre de 2013. Barrio La Loma, La Plata. Hacía horas que caminaba buscando al encuestado número cuatro. Bajo el sol del mediodía, tras varios rechazos, finalmente un hombre de unos 58 años accedió a contestar la encuesta y amablemente me hizo pasar. Atravesé las rejas, la gran arcada, un living majestuoso, hasta que llegamos a la cocina donde, a través de unos amplios ventanales que daban al jardín, podía observar la pileta. Antes de empezar, el hombre me ofreció un vaso de agua. Lo acepté gustosa. Llevábamos pocas preguntas cuando comienzo a pedirle que me indique tres palabras con las que identificara a diferentes grupos sociales. Demoraba en sus respuestas, podía percibir en su rostro el esfuerzo por ser “políticamente correcto”. Mientras avanzábamos en las preguntas, la incomodidad se volvía palpable. Al llegar al último ítem, el de los “villeras/os”, hizo una breve pausa y exhaló. “¿Sabés qué? Haría una fiesta en la villa, los dejaría a todos bien en pedo, atontados y… ¿Viste los helicópteros? Bueno, sobrevolaría la villa y tiraría un par de bombas. Se soluciona todo”. Lo contemplé durante un segundo, intentando que mis pensamientos se ocultaran bajo un rostro impávido, como me habían indicado en la capacitación. Tragué saliva, baje la cabeza e hice una nota marginal en el cuestionario. Repregunté, intentando que su respuesta se volviera codificable. “No, no. Eso”. Terminé el cuestionario y cuando llegué a mi hogar borré mis anotaciones y completé con tres códigos.