Daniel Balderston, <i>¿Fuera de contexto? Referencialidad histórica y expresión de la realidad en Borges</i> : Rosario, Beatriz Viterbo, 1990; 252 páginas. (1ª ed. Duke University Press, 1993)

En el cuento “El jardín de senderos que se bifurcan” un personaje, Stephen Albert, propone un modelo de adivinanza que se construye a partir de la prohibición de nombrar aquello a lo que se quiere referir. Esta prohibición, aclara Albert, es una manera del énfasis. Tal vez por rechazo de toda forma...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Goldchluk, Graciela
Formato: Articulo Revision
Lenguaje:Español
Publicado: 1996
Materias:
Acceso en línea:http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/10496
http://revistas.fahce.unlp.edu.ar/index.php/OT/article/view/OTv01n02-03a23/4283
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Descripción
Sumario:En el cuento “El jardín de senderos que se bifurcan” un personaje, Stephen Albert, propone un modelo de adivinanza que se construye a partir de la prohibición de nombrar aquello a lo que se quiere referir. Esta prohibición, aclara Albert, es una manera del énfasis. Tal vez por rechazo de toda forma enfática, los enigmas que propone Borges responden en general al modelo opuesto, aquel que nombra al objeto del enigma y se oculta en la máxima visibilidad. Ejemplos de esto pueden ser el epígrafe de “Las ruinas circulares” o los párrafos iniciales de “Hombre de la esquina rosada” y “El muerto”, que presentan todos los elementos necesarios para descifrar el final. Como se ha dicho, es siempre un problema de lectura, y esta afirmación resulta particularmente pertinente en el caso de la crítica. Si omitir siempre una palabra es el modo más enfático de indicarla, seguir la lectura que rastrea la palabra no dicha implicaría un énfasis. Daniel Balderston parece entender en este sentido la mayoría de la crítica producida sobre Borges y elige el modelo alternativo, lee “El jardín de senderos que se bifurcan” como un relato sobre la guerra; allí donde la mayoría vio un juego de tiempos paralelos o una metáfora (adivinanza) de la escritura, él encuentra que los laberintos refieren a las trincheras y que cada palabra se relaciona con una realidad más compleja, externa al cuento, pero que deja sus huellas visibles, especialmente en la elección de los nombres propios. Argumenta —junto con otras consideraciones más teóricas, pero menos relacionadas con la adivinanza— que “la palabra ‘historia’ aparece (en sus diversos sentidos) 56 veces en <i>Ficciones</i>, 47 veces en <i>El Aleph</i>, 31 veces en <i>El informe de Brodie</i> (con mayor frecuencia en “Guayaquil”)” (p. 25n); en estos textos centra su análisis. <i>(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)</i>