Cómo juega la argumentación en los procesos de la formación de carreras con fuerte impronta técnica

La argumentación puede entenderse como un determinado modo de hablar o escribir con el propósito de justificar la verdad de un enunciado (Gómez Posada, 2006). En el contexto de la enseñanza académica, ésta cobra vital importancia al posibilitar la apropiación de los contenidos que se desarrollan e...

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Detalles Bibliográficos
Autores principales: Díaz, Juan Pablo, Codutti, Jorge Orlando, Bar, Aníbal Roque
Formato: Reunión
Lenguaje:Español
Publicado: Universidad Nacional del Nordeste. Secretaría General de Ciencia y Técnica 2023
Materias:
Acceso en línea:http://repositorio.unne.edu.ar/handle/123456789/51446
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Descripción
Sumario:La argumentación puede entenderse como un determinado modo de hablar o escribir con el propósito de justificar la verdad de un enunciado (Gómez Posada, 2006). En el contexto de la enseñanza académica, ésta cobra vital importancia al posibilitar la apropiación de los contenidos que se desarrollan en los diversos espacios curriculares. Asimismo, el abordaje de textos académicos permite la aproximación a una trama discursiva que resulta fundamental para comprenderlos; en tanto que cada tipología textual pone en juego distintas operaciones cognitivas y plantea diversas formas de organizar la información. La elaboración de argumentos contribuye además al desarrollo de un pensamiento de orden superior (Erduran y Jiménez Aleixandre, 2008). En este sentido, los procesos de razonamiento y de argumentación demandan el desarrollo de habilidades que permiten relacionar hechos y conclusiones, evaluar instancias teóricas y prácticas, analizar datos de diversas fuentes, modificar ideas iniciales frente a la incorporación de nueva información, a la vez que sostener o arribar a nuevas conclusiones. Según Jiménez-Aleixandre y Díaz (2003), se trata de operaciones complejas mediante las cuales puede construirse o reconstruirse una idea o afirmación, compartir o negociar representaciones o explicaciones expuestas. En cuanto a los elementos constitutivos de la argumentación, Lo Cascio (1998) señala la necesidad de al menos dos clases de enunciado: por un lado la tesis, explícita o implícita, y por otro, un/os argumento/s a favor de ésta. Los resultados que se comunican en este trabajo son preliminares, proponiéndose identificar los procesos argumentativos de estudiantes avanzados de Ciencias de la Información, para examinar posibles vínculos con su formación disciplinar. La muestra estuvo integrada por diez alumnos avanzados de la licenciatura en Ciencias de la Información. El instrumento de recolección de datos contempló dos actividades: la primera consistió en presentar a los participantes un texto argumentativo “La tercera Ola” que trataba la problemática de la evolución de la sociedad, desde la perspectiva de Toffler. Se les solicitó identificar tesis y argumentos, valorar cada uno de los componentes de este último y ponderarlos globalmente. Dichas valoraciones se enmarcaron conforme con tres categorías: débil, moderada o sólida. La segunda tarea planteó la realización de actividades sobre dos clases diferentes de texto. Uno de ellos describía una situación relativamente fácil de explicar desde la perspectiva de la carrera (dada la afinidad con su incumbencia laboral y desarrollo profesional); el otro presentaba hechos aparentemente paradójicos desde esta misma perspectiva disciplinar (atendiendo al reconocimiento de procesos de evaluación documental). En cada caso, se pidió a los estudiantes la explicación de lo descrito en el texto, la identificación de la tesis y las razones que la apoyan, y la correspondiente valoración de éstas. Como resultante del análisis de la información se clasificaron las argumentaciones según la metodología de Cordero (2000), en las siguientes categorías: texto sin tesis, 1 punto (nivel nulo); tesis implícita o explícita sin relación con el tópico, 2 puntos (nivel bajo); tesis implícita en relación con el tópico, 3 puntos (nivel regular o satisfactorio); y reconocimiento de la tesis explícita en relación con el tópico, 4 puntos (nivel óptimo). En la mayoría se advierte un escaso reconocimiento de la estructura de textos argumentativos y de sus componentes. En la primera tarea, los estudiantes sólo reconocen la tesis o las razones y algunos pocos, ambas. Asimismo, atribuyen una estimación moderada o sólida a los fundamentos. Con respecto a la segunda tarea, sus producciones exhiben poco desarrollo de explicaciones en el marco de la argumentación, algunos de ellos sólo se limitan a replicar la descripción o a presentar ideas inconexas respecto a la estructura del texto. En un solo caso el estudiante reconoció la tesis y las razones que sustentan su afirmación. Los resultados hallados parecen indicar, al menos preliminarmente, que la argumentación no es la forma discursiva más privilegiada en los proceso de formación, tal vez porque los mayores énfasis están puesto en la adquisición de las herramientas técnicas propias de los profesionales de Ciencias de la Información.