El X aniversario del Primer Congreso Mundial de Filosofia Cristiana

El 21 de octubre se cumplen diez años de la solemne inauguración del Primer Congreso Mundial de Filosofía Cristiana, reunido en Embalse, Córdoba, con motivo del primer centenario de la Encíclica Aeterni Patris, de León XIII. Me he detenido a pensar unos momentos en el simbolismo de estos diez años t...

Descripción completa

Guardado en:
Detalles Bibliográficos
Autor principal: Caturelli, Alberto
Formato: Artículo
Lenguaje:Español
Publicado: Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Filosofía y Letras 2021
Materias:
Acceso en línea:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/13286
Aporte de:
Descripción
Sumario:El 21 de octubre se cumplen diez años de la solemne inauguración del Primer Congreso Mundial de Filosofía Cristiana, reunido en Embalse, Córdoba, con motivo del primer centenario de la Encíclica Aeterni Patris, de León XIII. Me he detenido a pensar unos momentos en el simbolismo de estos diez años transcurridos, porque el diez, en el Antiguo Testamento, es el número redondo. Este número puede ser amplio o reducido: Por un lado, diez mandamientos (Ex. 20, 1-7). por otro, por ejemplo, las diez plagas de Egipto (Ex. 7, 11). En el Nuevo Testamento, tiene el diez un sentido enigmático: las diez dracmas de las cuales una se ha perdido (Lec. 15, 8); las diez minas que el señor dio en custodia a los diez siervos suyos (Lo. 19,13 ss) ; los diez días de tribulación de los justos (Ap. 2, 10). Sea, pues, símbolo de acontecimientos o de un cierto tiempo; sea de ambos a la vez, diez años es poco o es mucho. Es cuantitativamente poco, pero puede ser espiritualmente mucho. Como la levadura evangélica, al comienzo parecía poco, sobre todo cuando me vi de golpe ante la tarea de organizar el Congreso en 1977; después, dos años más tarde, parecía mucho en relación con nuestras pobres fuerzas. Y hoy, diez años más tarde, vuelve a parecerme poco o nada en relación con lo que es menester realizar como testimonio de la Verdad que ha dicho de Sí misma: "Yo soy el Camino"; o espiritualmente mucho, inconmensurablemente mucho en relación con nuestra nadidad. Así son las cosas de Dios: nada en cuanto sa, nosotros, inconmensurables en cuanto a Dios que nos advierte siempre "sin Mí, nada podéis hacer" (Jn. 15,5)...