Heridas del aborto en Rusia

Resumen: Una vez más la Argentina repite la historia de discutir el aborto como política de salud. En esta oportunidad, a los justificativos conocidos como la mortalidad materna, se añade una promesa de campaña electoral inexplicablemente convertida en un absoluto moral. Sin embargo, la política...

Descripción completa

Guardado en:
Detalles Bibliográficos
Autor principal: De Janon Quevedo, Lenin
Formato: Artículo
Lenguaje:Español
Publicado: Educa 2022
Materias:
Acceso en línea:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/14878
Aporte de:
Descripción
Sumario:Resumen: Una vez más la Argentina repite la historia de discutir el aborto como política de salud. En esta oportunidad, a los justificativos conocidos como la mortalidad materna, se añade una promesa de campaña electoral inexplicablemente convertida en un absoluto moral. Sin embargo, la política argentina no es pionera en el análisis sesgado de las estadísticas o la formulación de políticas públicas funcionales a espurios intereses partidistas. Vale recordar que en este año 2020 se cumple un siglo de la promulgación del Decreto de los Comisariados de Salud Pública y de Justicia que convirtió a la Rusia soviética en el primer estado del mundo en permitir la interrupción provocada del embarazo en condiciones hospitalarias y de manera gratuita. Una disposición que prohibía la ejecución del procedimiento a manos de alguien que no fuese médico y disponía la comparecencia ante una corte popular de la persona no médica que realizara un aborto, o, incluso del médico, si éste era motivado por intereses sórdidos. El decreto resaltaba una morbilidad del aborto del 50% y una mortalidad del 4%; datos que no han sido comprobados ya que en la Rusia zarista las prácticas abortivas eran ejecutadas por curanderos o parteras y no existían registros. Además, catalogaba al aborto como un “mal” para los colectivos de obreros y campesinos que el gobierno soviético se proponía desaparecer mediante el fortalecimiento de la construcción socialista y la propaganda antiabortista entre las trabajadoras, a fin de cumplir con los principios del cuidado de la maternidad e infancia. También hacía referencia a las difíciles condiciones económicas y resabios morales del pasado que obligaban a las mujeres a recurrir al aborto, y, dado que la penalización había demostrado ser ineficaz, la legalización pretendía cuidar la salud de la mujer y los intereses de la raza, de salvajes y maliciosos depredadores.