Los contenidos filosóficos en la formación del docente argentino

Resumen: Breve reseña histórica La preparación del personal docente en la Argentina, en forma sistemática y organizada se remonta a 1870, con la creación de la Escuela Normal de Paraná y la posterior difusión de escuelas normales similares en distintos lugares del país. El fundamento filosófico...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Boz de Zuzec, M.
Formato: Artículo
Lenguaje:Español
Publicado: Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Filosofía y Letras 2022
Materias:
Acceso en línea:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/14719
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Descripción
Sumario:Resumen: Breve reseña histórica La preparación del personal docente en la Argentina, en forma sistemática y organizada se remonta a 1870, con la creación de la Escuela Normal de Paraná y la posterior difusión de escuelas normales similares en distintos lugares del país. El fundamento filosófico de la formación "normalista» estuvo asentado en los principios del positivismo, corriente de pensamiento característico de la segunda mitad del siglo XIX, que postula, como criterio de verdad para todo conocimiento, el criterio de verificación experimental, desechando como noverdadera toda proposición que no se ajuste a dicho criterio. El positivismo se apoya en supuestos metafísicos tácitos, según los cuales el ser de los entes se agota en su espacio-temporalidad. De allí que los entes sólo pueden ser conocidos en sus parámetros cuantitativos por intermedio de la experiencia sensorial, cuyos datos son abstraídos y formalizados por el pensar racional, lógico-matemático. Según este criterio, todos aquellos entes que no pueden, reducirse a parámetros cuantitativos son considerados incognoscibles. Desaparece así del ámbito del saber humano todo el campo de la filosofía, especialmente la epistemología y la metafísica. El conocimiento especulativo carece de sentido, en tanto que su objeto, por no poseer los caracteres de la espaciotemporalidad, es incognoscible. El positivismo terminó por negar la existencia de las realidades transfenoménicas, cayendo en supuestos metafísicos tácitos. "De consiguiente, lo enuncie o lo calle, toda filosofía positivista es implícitamente determinista, realista y mecanicista. La aversión aparente a toda afirmación ontológica, la renuncia reiterada a toda metafísica, el escaso interés por la especulación pura, el desdén fingido de lo incognoscible, permiten eludir los últimos postulados"