La vida está en otra parte
Llegué a Santa Cecilia un viernes por la tarde, a la hora en que las televisiones, encendidas, acomodadas en las habitaciones frontales de las casas, resplandecían en el crepúsculo. Esa noche, de un teléfono público frente a un cafesucho donde sólo las moscas revoloteaban y que un jovenzuelo visible...
Guardado en:
Autor principal: | |
---|---|
Formato: | article Artículo |
Lenguaje: | Español |
Publicado: |
Universidad Icesi
2013
|
Materias: | |
Acceso en línea: | http://hdl.handle.net/10906/68114 http://biblioteca.clacso.edu.ar/gsdl/cgi-bin/library.cgi?a=d&c=co/co-008&d=1090668114oai |
Aporte de: |
Sumario: | Llegué a Santa Cecilia un viernes por la
tarde, a la hora en que las televisiones, encendidas,
acomodadas en las habitaciones
frontales de las casas, resplandecían en el
crepúsculo. Esa noche, de un teléfono público
frente a un cafesucho donde sólo las moscas
revoloteaban y que un jovenzuelo visiblemente
aburrido, desde una silla medio desvencijada,
espantaba con repentinos azotes de un trapo
blanco, llamé a mi padre para dejarle saber que
estaba en el país. Pude haber pasado una noche
en la ciudad antes de viajar a Santa Cecilia,
llevarlo a cenar y luego tomar unos tragos, pero la idea de verlo después de todos estos años,en una ciudad a la que yo ya no sabía volver, bastó para revolverme el estómago. |
---|